Multiversidad en las Multiversiones del amor: La unificación del tiempo Por: Luisa Aurora Ochoa

 

Multiversidad en las Multiversiones del amor:

 La unificación del tiempo

 

Luisa Aurora Ochoa

 

 

 

Desde la perspectiva patriarcal, se ha reducido en formas muy específicas cómo interpretar y practicar la vida en cualquier ámbito que se podría pensar. El cuerpo está teñido desde la hegemonía, siendo interpretado como un objeto del patriarcado y el capitalismo, y con ello se relaciona con otros cuerpos con objetivos específicos por cumplir. Por ejemplo: la familia, siendo el núcleo fundamental para el estado; el matrimonio, como el reconocimiento de dos familias unidas por pacto para el reconocimiento de hijos que salvaguardan el apellido y la sangre; la amistad con fines recreativos, según el género, raza y clase; el trabajo que da estatus social desde muchos rubros, al determinar la adquisición de bienes y solvencia.   

Todos estos cuerpos tienen en común el conservar los medios de producción masivos, económicos y de reproducción, entramando un contexto en cada punto geopolítico y añadiendo los sucesos históricos que colocan en una situación particular. De la misma forma sucede con los sujetos, ya que cada familia tiene una historia particular, donde el infante va obteniendo un contexto, además de la senso-experiencia, que va nombrando a partir del lenguaje dado por su cultura, nombrando su ser, y por ende su relación con el mundo. Esto último estará en constante dinamismo por los acontecimientos, pero que el sujeto le dará lugar en su subjetividad y con ello resultará una subjetividad.   

El proceso de subjetivación es algo que nos permite entender la particularidad de cada sujeto con respecto a su propia experiencia, palabra y discurso en el que se está inmerso, sin olvidar, por supuesto, todos los procesos conscientes/inconscientes que permiten reconocerse en el lugar que le ha sido asignado. Sin embargo, esto no significa que este sujeto dotado de subjetividad esté totalmente aislado de otros sujetos dotados de subjetividad, varias historias se repiten y están enmarcadas en la ideología; esta no permite que exista, o si quiera se piense, una realidad que pueda romper con dichos esquemas tan mitificados. Cualquiera que se saliera del promedio cultural se le daba connotación de una enfermedad por el lado de la locura o la perversión.  

La forma de relacionarse se vuelve canónica en la hegemonía y se repite para la adecuación al sistema patriarcal capitalista sin romper con su lógica. Pero han existido diferentes formas de hacer resistencia en cada lucha social, que han buscado la divergencia, algunas en las alternativas de consumo y otras en el cuerpo/sexualidad que van más allá del ordinario. Enseguida hablaré sobre el poliamor o polirelaciones, que se ha vuelto un tema que ha sido tomado por muchos académicos y no tan académicos con respecto a las nuevas formas de expresividad sexoafectiva.  

El poliamor es cuando dos personas dentro de una relación sexoafectiva han decidido tener otra relación sexoafectiva con otro sujeto, y se le ha comunicado a la persona ya en relación el desarrollo y situación en la que se desarrolla la otra u otras parejas. Se abren las posibilidades de lo que podría convertirse la relación, según cada lazo en el que está entramado cada sujeto que la está viviendo. Con esto se podría asumir que cada poliamor tiene una forma de operar distinto, no existe una forma específica de que el poliamor funcione, debido a que existen personas en diferentes condiciones materiales e históricas (género, clase, educación, raza…) que permean la relación de cada uno de los integrantes. En este punto, existirá fricción de perspectiva, debido a que muchos que practican el poliamor mencionan que existe una desligue psicoafectivo de una parte a otra, donde no existe una relación explícita, dando solamente importancia al lazo sexoafectivo; pero, desde mi perspectiva, es evidente que hay una repercusión entre cada parte, aunque no haya una relación explícita entre los sujetos.   

El abanico de posibilidades es abierto para que el sujeto pueda vivenciar sus afectos y sexualidad, llevando su subjetividad a puntos extremos, algo que con la práctica monogámica heteronormada no se hubiera podido experimentar. Sin embargo, esto no significa que el sujeto no tiene sentimientos y/o pensamientos del otro sistema debido a que las formas de crianza e interpretación del amor y sexo han atravesado desde lo más profundo y aún se repiten esas prácticas en el cortejo, la práctica sexual, el posicionamiento social, los celos o la formación de proyectos dentro del contexto cultural.

Es muy extenso explicitar cada situación que puede acontecer dentro del sujeto al llegar a la dinámica del poliamor con otros, y cómo va buscando una estabilidad para la convivencia entre las partes, o también al no buscar esa estabilidad se va lastimando en diferentes momentos. A lo que sí daré importancia es a la experiencia del sujeto que vivencia estas relaciones en cuestión de tiempo. El tiempo es de gran importancia para las culturas, debido a que divide las diferentes épocas, también determina los horarios de trabajo y, por supuesto, marcará para cada sujeto las pautas de desarrollo como elemento de la sociedad con relación al trabajo, maternidad/paternidad, metas o hasta la vida como tal.    

El tiempo es una forma de medir lo que está sucediendo en cualquier proceso, sea político, industrial o humano. Por eso la gran importancia para muchos psicólogos, trabajadores sociales y educadores del diseño de plan de vida, para encausar las metas, dándole un sentido o sentidos a todo el trabajo por hacer que exige la sociedad. Pero el poliamor, como una alternativa de practicar las relaciones sexoafectivas, podría cambiar al existir, al esquema de lo que sería un proyecto de vida convencional, ya que los tiempos de trabajo son distintos en cada sujeto interrelacionado, su perspectiva de la maternidad/paternidad y formas de crianza, la adquisición de bienes y su forma de compartirlos, así como los tiempos de convivencia entre las partes. Esto no solamente parece caótico para el sujeto, sino para el mismo sistema patriarcal capitalista que irrumpe con lo que ya tiene predestinado para sus sujetos en su temporalidad y materialidad.  

El poliamor puede convertirse en una alternativa a la forma de entender el amor, la sexualidad y las relaciones, pero también puede volverse un agente de resistencia a la ideología patriarcal capitalista, al romper con el esquema monogámico de las parejas y con la forma de administración de bienes y la práctica sociocultural. El tiempo que cada sujeto vivencia dentro de la relación está entrelazado y a la vez reajusta la temporalidad subjetiva. Esto hace un efecto, en un momento espacio-temporal en que están aconteciendo múltiples experiencias espacio-temporales en el cuerpo e historia de cada sujeto; los multiversos se vislumbran a través de los sentimientos que interconectan a los sujetos. En este punto es donde la subjetividad pasa a ser subjetividad de relaciones y es la dificultad de asumir el abandono del sujeto en tanto sujeto, para ser parte de una relación que en parte está dentro de su propio lenguaje, pero también está sujeto a otros lenguajes que le permitirán, o no, convertirse en algo que no se imaginó desde su óptica inicial.




  Ilustración elaborada por Arty y Chicle

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